LILITH: El contacto con nuestro lado Salvaje


LILITH
El contacto con nuestro lado Salvaje


Lilith es la diosa que nunca ha sido alabada como tal; es la mujer que ha sido retratada como demonio, asesina de niños y seductora en las mitologías hebrea, sumeria, babilonia, canaanita, persa y árabe. Ahora es conocida como arquetipo que encarna la sexualidad profunda y el lado salvaje de la mujer, simbolizando un elemento central de la psique femenina.
Las historias y mitos sobre Lilith resaltan su libertad de movimiento (Marija Gambutas, autora de The language of the Goddess, dice que Lilith es descendiente de las primeras Diosas Pájaro). Resaltan también su ser salvaje y su unidad con las fuerzas de la naturaleza, su independencia y su negativa a someterse a la autoridad, junto a sus cualidades profundamente sensuales y seductoras. Para entender cómo podemos usar a Lilith en el trabajo con nuestra sombra tenemos que examinar primero sus historias y mitos.
Los orígenes de Lilith
Lilith es mencionada por primera vez en los anales del rey de Sumeria, aproximadamente en el año 2.400 a.C. Estos anales afirman que el padre del héroe Gilgamesh era el demonio. Lillu: “Lillu era uno de los cuatro demonios vampiros o íncubus-súcubos. Los otros tres eran Lilitu (Lilith), una mujer-demonio; Ardat Lilith, la criada de Lilith, que visitaba a los hombres por la noche y les daba hijos fantasmas; e Irdu Lili, su réplica masculina, que visitaba a las mujeres y les hacía concebir hijos”.
El epíteto de Lilith era “la hermosa doncella”, pero era también conocida como puta y vampiro; una vez que elegía un amante, no le dejaba ir y se negaba a darle verdadera satisfacción. Era estéril y no tenía leche en sus pechos. Un bajorrelieve de terracota babilonio muestra a Lilith delgada y hermosa, con los pies alados. Luce sobre la cabeza un tocado adornado por varios pares de cuernos. En las manos, lleva un centro y un anillo para mostrar que no es un demonio inferior, sino una Diosa que domestica a las bestias salvajes y gobierna la noche.
Otras de las primeras referencias a Lilith proceden de algunos cuencos hallados en Nippur, Babilonia, que datan del siglo VI d.C. y fueron hallados en una gran asentamiento judío. Estos cuencos fueron inscritos y usados por los judíos. Después de estudiar el texto de los conjuros inscritos en los cuencos, Lilith fue considerada como “la amante fantasma de los hombres que constituía un peligro especial para las mujeres durante ciertos momentos del ciclo de su vida sexual: especialmente antes de la desfloración y durante la menstruación”. Las madres y los niños recién nacidos eran especialmente vulnerables a ella y necesitaban protección. Uno de los dibujos que aparecen en un cuenco muestra a Lilith desnuda, con el pelo largo y suelto, el pecho puntiagudo, sin alas, con los genitales fuertemente marcados y los tobillos encadenados. Por la noche, las Lilith femeninas se unían a los hombres, y los Lilin masculinos a las mujeres, para engendrar hijos demoníacos. Una vez que lograban vincularse con un ser humano adquirían derechos de cohabitación, y debían recibir una notificación de divorcio para ser expulsados. La fama de Lilith se extendió desde Babilonia hasta Persia, lugares donde los cuencos mágicos eran usados para librarse de su influencia. Los textos de los cuencos persas hablan de Lilith, tanto en singular como en plural, como demonios femeninos dañinos y peligrosos, asociados con demonios masculinos y diablos.
Lilith en el Antiguo Testamento
En contra de la creencia popular, Lilith no es mencionada en el Antiguo Testamento excepto una vez en el libro de Isaías y en relación a la venganza de Yahvé:
Los salvajes se reunirán con los chacales,
y el sátiro llamará a su compañera.
Y Lilith reposará allí.
Y encontrará un lugar de descanso.
En ningún lugar del Antiguo Testamento Lilith es parte del mito de la creación ni está presente en la historia de Adán y Eva.
La Lilith talmúdica
Lilith es mencionada en profundidad por primera vez en el Talmud (los comentarios sagrados sobre la ley y el saber judíos) escrito durante la alta Edad Media; en él aprendemos más cosas sobre la historia de su vida tal como era imaginada en ese período: Lilith aparece como la primera esposa de Adán, aunque no eran felices juntos. Lilith cuestionaba el hecho de tener que permanecer debajo de Adán durante el acto sexual cuando, en tanto que ambos habían sido creados del polvo, eran iguales.
Cuando Adán insistió en mantenerse en la posición superior y Lilith se dio cuenta de que podía ser sometida, pronunció el nombre de Dios y se escapó al Mar Rojo (considerado un lugar de mala reputación habitado por demonios) donde se dedicó a la “promiscuidad desatada”, dando a luz más de cien demonios al día. Dios envió tres ángeles llamados Senoy, Sansenoy y Semangelof para pedirle que volviera junto a Adán, pero ella se negó. Sin embargo, hizo un trato con los ángeles. Les dijo que ella había sido creada para debilitar a los niños; cuando se tratara de un varón, tendría poder sobre él hasta el octavo día después de su nacimiento (el día de su circuncisión), y en el caso de las niñas hasta el día vigésimo primero. Desistirá de dañar a los niños que llevaran los nombres o imágenes de los ángeles en un amuleto, y además, mataría a cien de sus hijos cada día. Esta es la razón por la que se escriben los nombres de los tres ángeles en amuletos y por la que estos se cuelgan del cuello de los niños recién nacidos.
Lilith en la Baja Edad Media
Las posteriores referencias a Lilith fueron halladas en la Cábala a mediados del siglo trece, en concreto en el Zohar o Libro del Esplendor. (Los cabalistas eran místicos de la religión hebrea y el Zohar es un cementerio místico sobre el Antiguo Testamento). En él se describe como Lilith fue creada de la cáscara o concha que rodea a la luna (llamada k’lifah). Según el Zohar, el Sol y la Luna originalmente eran iguales, pero más tarde Dios estableció una diferenciación: “Es justo y adecuado que las dos luces gobiernen, la mayor de día y la menor de noche. Así, el dominio del día pertenece al hombre y el de la noche a la mujer. Hay dos tipos de luminarias. Las que ascienden son llamadas “luminarias de luz” y las que descienden son “luminarias de fuego”.
Lilith fue creada de la luz menor, la Luna. Se le asigna el cuerpo de una mujer muy hermosa desde la cabeza hasta el ombligo, y de este hacia abajo está hecha de fuego. Lilith se convirtió en consorte de Samael, el diablo, que habitaba en el submundo, mientras que la consorte de Dios era la Shekinah (considerada la presencia femenina de Dios). Como esposa del diablo, Lilith personifica un aspecto de la sombra femenina.
Los hombres la experimentan como bruja seductora, como madre estranguladora, y como súcubo que trata con la muerte, mientras que las mujeres lo hacen como el lado sombrío y oscuro de sí mismas. Según esta interpretación, la negativa de Lilith a situarse debajo de Adán era censurada porque la unión de este con su compañera simbolizaba el matrimonio de Dios con la Shekinah. En el matrimonio sagrado, la mujer, como la tierra, debe estar debajo de Dios o Él, que representa a los cielos, conformando así el orden natural y recreando la unión de Él con su amada Shekinah.
Lilith personifica también los instintos animales naturales que supuestamente se hallan en lo femenino. El Zohar dice que después de que Adán nombrara a todos los animales, deseó tener su propia compañera. Originalmente Adán era hombre y mujer, entonces Dios le hizo dormir y sacó a la mujer de su costado; esta mujer, dice el Zohar, era la “Lilith original, que estuvo con él y concibió de él”.
Según el antiguo Testamento, Dios creó a la mujer de una de las costillas de Adán mientras dormía. Adán llamó a su mujer Eva. El Zohar habla de Lilith como la energía femenina original que separó tanto de Adán como de Eva. Esta energía femenina prevalecía en las culturas de la Diosa y fue suprimida por los escritores patriarcales del Antiguo Testamento. Parece claro que Eva representa la antigua supremacía de las religiones basadas en la Diosa, antes de que Dios o Él llegara a ser el supremo. Se la muestra con una sabiduría superior a la del hombre, y la serpiente es su sirvienta. (Lo femenino estaba originalmente relacionado con la sexualidad, el nacimiento y la muerte. Con la llegada de las religiones patriarcales estas funciones fueron asumidas por un Dios varón, y la sexualidad femenina y la magia se desconectaron de la procreación y la maternidad).
A medida que la tradición hebrea fue desarrollándose, se creó la separación entre Eva, la esposa obediente en la que se puede confiar, y Lilith, el espíritu instintivo y libre de la mujer. Sin embargo, ahora se sabe que los primero hebreos, al menos hasta el período de la destrucción del segundo templo en el año 70 d. C. adoraban a la diosa femenina Astoreh o Astarté; se han hallado pequeñas figuras de esta diosa en diversos lugares de Palestina. Aparentemente, al igual que ocurriría después en la cristiandad, la gente común se negó a renunciar a su Diosa Madre y continuó adorándola aunque hubo unas breves interrupciones cuando los partidarios de Yahvé, dentro del judaísmo, lograron retirar temporalmente sus imágenes del templo. Yahvé significa “yo soy” o “estoy siendo”. La Shekinah, como la amada consorte de Dios (o Él) gozaba de un altar dentro del templo o del tabernáculo móvil. Cuando el segundo templo fue destruido por el emperador Tito a comienzos de la era cristiana, el arca sagrada que contenía el espíritu y los artefactos de la Shekinah fue destruida y esparcida por el desierto. Durante ese período Lilith volvió a ser la consorte de Él, quien nunca dejó de llorar a su Shekinah.
Lilith como asesina de niños
En un comentario sobre el relato bíblico de la “Caída” en el Génesis, el Zohar equipara a Lilith con la “llama de la espada flamígera” que ahora guarda el camino al Árbol de la Vida. El Zohar dice: “Cuando ella (Lilith) vio la espada flamígera girar, lo que indicaba que el hombre había pecado, huyó y erró por el mundo, y cuando encontraba niños a los que poder castigar, los maltrataba y mataba”.
Esta cita, además de relatar la historia de su cólera hacia Adán y su subsiguiente huida al desierto, explica por qué a Lilith se le atribuye el papel de asesina de niños en contraste con Eva como madre.
En Símbolos de transformación, Carl Jung iguala el mito de Lilith con el de Lamia, que sedujo a Zeus. Hera, la esposa de Zeus, se vengó haciendo que Lamia solo trajera al mundo hijos muertos. Desde entonces, Lamia ha perseguido a las mujeres embarazadas, secuestrando y estrangulando a los niños. Lilith es la figura que representa la quinta esencia de la “otra mujer”, la mujer odiada por Hera, siendo esta la defensora de los votos matrimoniales. Lilith es deseada por los hombres; incluso si desaparece de sus pensamientos de vigilia viene a ellos en sueños, donde su deseo les fuerza a hacer el amor con ella y engendrar hijos ilegítimos. El aspecto seductor de Lilith agita los miedos de las mujeres que guardan fidelidad sexual a sus maridos. En la imaginación de la esposa, la otra mujer es la tentadora: a menudo recurre a prácticas sexuales tan seductoras y excitantes que, ante ellas, la esposa no tiene ninguna oportunidad como rival. Una de las deducciones sobre el hecho de que Lilith se negara a acostarse con Adán porque este insistía en la posición del “misionero”, es que él era incapaz o no quería satisfacer el deseo sexual de las mujeres, las cuales generalmente encuentran la posición lateral o la superior más estimulantes. La huída de Lilith a la naturaleza salvaje y la negativa a volver con Adán indican su insistencia en obtener satisfacción sexual—una satisfacción que antes se creía imposible o innecesaria para las mujeres bien educadas.
Lilith está asociada con la segunda mitad del ciclo de la luna, la luna menguante, y con la menstruación, que supuestamente ocurre en la luna nueva. Eva, por otro lado, está asociada con la luna creciente y la ovulación. Si la mujer no concibe durante la primera mitad de la luna, entonces sangra durante la segunda. El comportamiento premenstrual salvaje y la sexualidad están asociados con Lilith. Para algunas mujeres la menstruación es un momento de decepción por no haber concebido durante la primera mitad del ciclo lunar. De esta forma simbólica, pero no real, Lilith representa la muerte del niño potencial, el óvulo no fertilizado.
La libertad y la independencia de Lilith
La historia de la negativa de Lilith a someterse a la voluntad de Adán simboliza el deseo de la mujer de ser independiente de cualquier autoridad patriarcal. Simboliza también su necesidad de disfrutar de su propia sexualidad y placer durante el acto sexual, en vez de simplemente someterse a la voluntad del hombre. La pasividad durante el acto sexual y asumir la posición inferior eran situaciones consideradas degradantes en las sociedades mediterráneas. En la relación homosexual, ampliamente aceptada en la mayoría de estas sociedades hasta el período monástico cristiano, solo se consideraba despreciable al miembro pasivo (a menos que fuera un niño muy joven). Por otro lado, las mujeres que asumían la posición superior o que querían satisfacerse de forma activa frecuentemente, eran condenadas como antinaturales, cohabitaran con un hombre o con otra mujer. Se esperaba que las mujeres estuvieran debajo del hombre y que no controlaran el acto sexual. Para demostrar su hombría, fuera en el acto sexual con una mujer o con alguien de su propio sexo, el hombre tenía que “estar encima”.
La libertad de ser ella misma y la libertad de ser igual al hombre es un aspecto importante del arquetipo de Lilith. Bárbara Black Koltuv nos cuenta que Lilith representa esa cualidad de la mujer que se niega a estar limitada dentro de una relación. Quiere tener libertad de movimiento y cambio, de ser ella misma. Koltuv iguala esto con el mito del Zohar en el que al principio la luna quería fundirse con el sol, pero se vio condenada por Dios a seguir a aquel como una sombra. Como resultado de esta humillación, la luna renació como Lilith, el espíritu fogosamente libre.
Lilith como seductora
La Cábala describe a Lilith como seductora; es llamada la Serpiente Tortuosa porque seduce a los hombres y les hace seguir caminos tortuosos. También es conocida como la mujer extraña y la mujer impura. Se dice que dejó a Samael y ascendió a la tierra donde fornica con los hombres que duermen solos causándoles poluciones nocturnas espontáneas. El Zohar afirma que Lilith volvió a Adán y este la repudió, pues había hecho voto de renunciar al sexo durante ciento treinta años.
Lilith, como siempre, no aceptó un “no” por respuesta y visitaba a Adán mientras dormía fornicando con él y causándole emisiones nocturnas. Las criaturas nacidas de esta unión eran denominadas las “plagas de la humanidad”.
La cualidad seductora de Lilith estaba personalizada en las antiguas prostitutas del templo, que usaban sus poderes sexuales para atraer hombres a los edificios sagrados y ayudarles a conectar con su propia ánima, su lado femenino. En la cultura sumeria, Lilith era conocida como la criada de Inanna; reunía a hombres de la calle y los llevaba al templo. Es extraño que durante el período hebreo la mayor parte de las prostitutas fueran hombres, cuyo trabajo al servicio de las mujeres estériles era considerado sagrado y necesario para contrarrestar la maldición de Lilith. Muchas de las historias bíblicas muestran la seducción de Lilith en las artimañas de Raquel, Dalila, Esther, Ruth, la Reina de Saba, Betsabé, y las hijas de Lot. En particular la Reina de Saba era considerada una encarnación directa de Lilith.
Lilith triunfante
El mayor triunfo de Lilith fue la destrucción del segundo templo de Jerusalén. Según el Zohar, la divinidad hebrea era una tétrada (cuatro personas en una). Las consonantes de Yahvé, YHWH, representan esta tétrada. La Y representa al padre o sabiduría, la H representa a la madre o entendimiento, la W y la segunda H representan a los hijos, uno varón y otro hembra. Las tétradas, aunque no son tan comunes como las tríadas, están presentes es muchas religiones incluyendo la egipcia, la sumeria, la griega en sus comienzos, y la hindú. Jung, en sus comentarios sobre la trinidad cristiana, señala la frecuencia con la que aparecen las tétradas; él sentía que se debía añadir una cuarta figura al trío original, la cual tendría que ser la Virgen María o Satán; cualquiera de ellos sería la sombra de la divinidad. Sin embargo es difícil atribuir una sombra al arquetipo de Dios. Así, la imagen de Dios debe ser partida en dos: un Dios bueno en el cielo y un Satán malo en el infierno.
Además, según la tradición cristiana, Dios es exclusivamente masculino. Si se atribuye un lado oscuro que contenga el opuesto de sus atributos positivos al Dios “solo-masculino”, se consigue la identificación de lo femenino con Satán. El lado masculino de Dios es su “ego” o “yo”, y su lado femenino, la sombra (el diablo).
El Zohar afirma que la más terrible de las consecuencias de la destrucción del templo y del exilio de Israel fue que Dios se viera forzado a aceptar a Lilith como esposa en lugar de la Shekinah. Solo la venida del Mesías puede reunir a Dios con la esposa adecuada y causar la destrucción de Lilith. Tanto Lilith como Samael (ángel o dragón ciego, el primer ángel del cielo y el más satánico) representan el lado femenino de Dios. Como la energía de Dios es masculina, la energía femenina no solo es considerada inferior sino potencialmente mala: un planteamiento que todas las mujeres cristianas y judías aprenden inconscientemente. Las doctrinas de la Inmaculada Concepción y la Asunción de la Virgen no solo colocan a María en el cielo, sino que también retiran sus típicos atributos femeninos; ella es la “idea” de la madre, pero le falta el cuerpo necesario para serlo.
Lilith como mujer salvaje en la naturaleza
Lilith siempre es descrita como una mujer salvaje que vive en el desierto, cerca de pájaros y bestias. Las letras del nombre de Lilith sumadas según la numerología cabalística dan la palabra “chillido”. Dondequiera que se menciona a la lechuza en la Biblia, Lilith está implicada. Durante el Yom Kippur, el Día de la Expiación, el día más sagrado del calendario hebreo, se dice que Lilith pasa todo el día en una batalla de chillidos con Mahalath, una concubina de Samael. Se provocan mutuamente en el desierto hasta que sus voces se elevan al cielo y la tierra tiembla bajo sus gritos. El chillido de Lilith puede ser su intento de ser oída por Dios o la furia de la mujer despreciada, o ambos. Destaca también su asociación con la noche, ya que búhos y lechuzas viven y emiten sus chillidos durante las horas de oscuridad.
La representación más familiar de Lilith es la que se conoce como Señora de las Bestias. En un bajorrelieve sumerio de terracota que data de año 2,300 a. C., se representa a Lilith con alas, corona y pies de pájaro. Está sentada en un trono de León, flanqueada a cada lado por uno de estos animales, y sostiene un bastón y un círculo, símbolos de su dominio sobre estos félidos asociados con el sol. A su lado hay también dos búhos, símbolos de la luna y de la noche.
La libertad y la naturaleza salvaje de Lilith pueden ser experimentadas por las mujeres y hombres que se adentren en la naturaleza salvaje y se permitan gritar y aullar como animales. Esto posibilita experimentar una parte primitiva del propio ser y la identificación con los animales, que a veces son libres y otras son cazados o atrapados.
Las mujeres a menudo contactan durante su ciclo lunar con este lado salvaje cuando están solas y son libres de gritar, enfurecerse y dar salida a su lado instintivo.
Lilith como Triple Diosa
En la historia antes relatada de los tres ángeles, Senoy, Sansenoy y Semangelof, se puede apreciar que Lilith es una descendiente de la Triple Diosa de Babilonia, Canaán y Sumeria, que era adorada antes de la aparición del Antiguo Testamento. Estos tres ángeles posiblemente representan las tres formas de la Diosa doncella, madre y prostituta. Los amuletos medievales usados como protección contra Lilith contienen tres ángeles o tres pájaros. Bárbara Kultov se refiere a los tres aspectos de Lilith de la siguiente forma: “Lilith de joven es Naamah, la doncella seductora. (Según el Zohar, Naamah es otra hermosa y seductora mujer-demonio, aunque a veces aparece bajo aspectos más respetables, como el de la esposa de Noé). Lilith la Antigua es la asesina de niños secuestradora y bruja, mientras que Lilith misma es la “madre de la multitud mezclada”, la Diosa de la Vida y la Muerte, y la llama de la espada flamígera”.
Lilith es este contexto representa ciertas cualidades de la Gran Diosa, como la conciencia lunar relacionada con los ciclos de la luna, la muerte y el renacimiento; representa también la conexión entre el sexo y el espíritu, que era parte de los Misterios de las Mujeres en las religiones de la Diosa, y refleja asimismo el lado instintivo y salvaje de la mujer.
El uso de Lilith en el trabajo con la sombra
Las mujeres encuentran útil trabajar con Lilith cuando su sensualidad ha sido reprimida como resultado de las presiones familiares, religiosas y sociales, en particular en las culturas europeas occidentales. Los hombres utilizan a menudo a Lilith como figura de su “ánima”; por un lado cultivan la sensualidad y el abandono en su propia “ánima”, soñando muchas veces con mujeres que encarnan estas cualidades mientras buscan cualidades más seguras y maternales en su esposa o compañera. Las imágenes de la “chica buena y la chica mala” presentes en la imaginación de muchos hombres son ejemplos concretos de la división entre los arquetipos de Lilith y Eva.
Para conectar con su propio lado salvaje, los hombres a menudo utilizan al dios Dionisios, que simboliza el éxtasis y la libertad, en contraste con la razón y la lógica de Apolo (el dios Solar). Dionisio o Baco, el Dios del Vino, está conectado con las fuerzas lunares más que con las solares, de hecho, Dionisios únicamente tenía sacerdotisas. Si un hombre como individuo, o la sociedad patriarcal como un todo, entierra cualquiera de estas imágenes en el inconsciente, emergerán como sombra, alterando el orden social. Unos períodos de la historia son considerados apolíneos y otros dionisíacos. Cuando un tipo de orden ocupa la conciencia de la gente durante mucho tiempo, como Apolo en el siglo XVIII, entonces irrumpe el elemento contrario, en este caso el dionisíaco, que se expresa como poesía visionaria de la mano de Blake, Shelley y Coleridge; surge también en los horrores de la revolución francesa. En los años sesenta, se pudo observar también una revuelta dionisíaca contra el orden apolíneo y la racionalidad científica predominantes en la década anterior.
Cuando invocan a Lilith, las mujeres a menudo sienten fuertes corrientes de energía Kundalini en su cuerpo. La energía Kundalini, de la que hablan lo hindúes, es la serpiente enroscada que descansa en la parte inferior de la columna vertebral, en el chakra raíz. Cuando Kundalini despierta por medio de diversas prácticas de yoga y respiración, asciende por la columna vertebral. Una vez que se ha experimentado tal energía, es posible volver a contactar con ella y usarla. En muchas culturales del sudeste de Asia, esta es la energía natural de la mujer; en el arte hindú abundan las esculturas y pinturas de mujeres sensuales y voluptuosas. Como esta energía aún no ha sido reconocida en Occidente, está enterrada en el inconsciente colectivo y forma parte de la sombra, asociada con el erotismo, la pornografía y la prostitución.
En Pornography and silence, Susan Griffin menciona que la visión del cuerpo de la mujer llama al hombre a su propia naturaleza animal y esta pronto le destruye, menciona como ejemplo la tentación de Eva sobre Adán en el Jardín del Edén. Presenta también algunos ejemplos extraídos de la literatura occidental sobre la lucha del hombre contra los intentos femeninos de debilitarle por medio del sexo, como en las historias de Ulises y las Sirenas, Sansón y Dalila o Juan el Bautista y Salomé. Para que los hombres conserven la vida, las mujeres deben morir. Este es el papel que la mujer ha jugado como seductora, minando la fuerza vital del hombre. La cualidad sensual de la mujer ha sido etiquetada de “oscura” y muchas mujeres, sintiendo vergüenza de su impulso sexual “no natural” o agresivo, han empujado sus deseos al inconsciente. Una racionalización de por qué las brujas eran quemadas por la inquisición en Europa o más tarde en el Salem, Estados Unidos, es que tenían el poder (adquirido en la cópula con el Diablo) de incitar el deseo y causar la impotencia en los hombres, conectando a los desgraciados hombres con el mito de Lilith que estamos comentando.
Las razones reales de la quema de brujas son mucho más complejas; están relacionadas con el ofrecimiento de víctimas propiciatorias por las diversas plagas, con el deseo de los hombres de apropiarse de los bienes de las mujeres y con el miedo al conocimiento de las mujeres y a sus poderes curativos.
Las mujeres han contactado con la parte de su naturaleza representada por Lilith a través de diversas actividades. La danza es una actividad importante para las mujeres que quieren conectar con su sensualidad.
Algunas mujeres que conocemos, a partir de su contacto con Lilith comenzaron a estudiar bailes de Oriente Medio, a vestir trajes exóticos y a moverse con sensualidad. Encontraron dentro de sí una sensualidad que nunca habían experimentado antes. Otras aprendieron bailes africanos con música de tambores y contactaron con su cualidad sexual primaria. Otras tuvieron acceso a la sensualidad de Lilith a través de la voz, cantando desde lo profundo del plexo solar y escuchando cómo su intensa feminidad se expresaba. Algunas han encontrado a Lilith a través del arte y la poesía, permitiendo que su inconsciente retrate lo femenino primitivo. Los hombres también pueden contactar con su lado salvaje y su sensualidad a través de los tambores, las canciones y el ritual. Los ritmos de tambores llevan a conectar con los impulsos instintivos y la naturaleza primitiva. A lo largo y ancho de Estados Unidos y Europa han surgido grupos, tanto de hombres como de mujeres, que se reúnen para tocar tambores.
Las mujeres, u hombres, que se adentran en territorios vírgenes o van en búsqueda de la visión, a menudo llegan a conectar con la naturaleza de Llilith en ellos mismos o en el otro. Una vez que esta cualidad ha surgido a la superficie es difícil perderla. Las mujeres, frecuentemente se hacen más libres e independientes después de contactar con este aspecto de sí mismas. Algunas mujeres han hecho cambios importantes en sus vidas después de este tipo de experiencias: una dejó a su marido después de muchos años de matrimonio porque había olvidado o perdido su propia identidad en la relación. Su experiencia en la naturaleza salvaje le devolvió su necesidad de independencia y libertad. Otra mujer dejó su trabajo de asesora escolar y optó por la libertad de abrir su propio despacho, viviendo de forma más simple y pasando más tiempo en contacto con la naturaleza. Una tercera mujer se fue a vivir al campo con sus dos hijos para que pudieran jugar más tiempo en la naturaleza.
Los varones también han experimentado cambios importantes en su vida después de contactar con el arquetipo de Lilith: un hombre se dedicó a aprender a tocar los tambores africanos, con lo que experimentó mucha más apertura en la expresión sexual con su compañera. Otro dejó su trabajo como ejecutivo en una gran empresa, se trasladó a un área rural y comenzó a dirigir cursos de supervivencia para adolescentes.
La integración de la sombra: Eva y Lilith
Cuando las mujeres reprimen su sexualidad, encubren su capacidad de decir “no” o temen su propio lado salvaje o el de los demás, necesitan contactar con Lilith. Si el aspecto Lilith de una mujer permanece en la sombra, normalmente estallará de forma inapropiada, lo que puede dañarla a ella misma o a los demás. La película Atracción fatal muestra a una mujer tan dominada por su sexualidad que después de una breve relación con un hombre casado es incapaz de dejarle ir. Cuando él la rechaza y vuelve con su mujer, responde al estilo Lilith, persiguiéndole a él y a su familia, incluido su hijo, con un gran cuchillo de cortar carne. La inmensa popularidad de la película señala cierto reconocimiento subliminal por parte del público de los arquetipos encarnados.
Las mujeres a menudo luchan por integrar sus dos lados—Lilith y Eva—y tanto hombres como mujeres frecuentemente tienen problemas en sus intentos de vivir plenamente tanto la vertiente apolínea como la dionisíaca. A veces las mujeres intentan integrar ambas facetas viviendo su libertad como madres solteras. Sin embargo los niños necesitan ambas energías en sus vidas, la masculina y la femenina, y muchas madres solteras tienen que asegurarse de que sus hijos tengan contacto con modelos de los roles masculinos. Aunque algunos mitos muestran a Lilith sola y sin hijos, su representación más habitual la muestra como engendradora de multitudes. No hay nada en el mito que la señale como cuidadora de niños y no parece particularmente útil invocar a Lilith para este propósito, pues hay otras diosas que encajan mejor con esa función.
Uno de los conflictos básicos entre las energías de Lilith y de Eva está presente entre el lado de la mujer que quiere ser una madre Eva hogareña y el lado creativo que quiere trabajar en el mundo de las ideas y los libros. A veces el conflicto se resuelve con el tiempo. A medida que los niños crecen y maduran, la mujer tiene más libertad para entrar profundamente en su inconsciente expresar sus energías creativas. Para la mujer que juega el rol de Eva, la furia de Lilith puede salir a la superficie cuando ella misma se siente cansada o enferma o cuando su libertad está de alguna forma limitada por la vida que ha elegido.
Otra de las formas en que se manifiesta el conflicto con las figuras inconscientes de Lilith es en la incapacidad de una mujer para cuidar su cuerpo. Es posible que cuando una mujer se muestra incapaz de llevar un régimen de comidas y de hacer el ejercicio adecuado, se está castigando por deseo físicos prohibidos aunque ocultos. El abuso del alcohol y de la droga es una forma de permitirse prácticas sexuales sin tener que tomar plena responsabilidad por los propios sentimientos sexuales, dejando que el lado Lilith ocasionalmente oprima y destruya el lado Eva. Lilith y Eva deben trabajar en conjunto para que el cuidado del cuerpo no solo sea un deber, sino completamente otra expresión de amor y placer sensual en el propio ser físico.
Hay muchas formas de integrar a Lilith y a Eva en la psique femenina. Quizá la integración más cercana históricamente se dio en el papel de la Prostituta Sagrada. En este caso, la mujer usaba su sensualidad al servicio de lo divino. Expresaba su sensualidad en el éxtasis que sentía al convertirse en el vehículo para la energía superior de la Diosa, un papel al que toda mujer tiene derecho. La mujer moderna puede expresar de diversas formas su sexualidad como vehículo de su vértice espiritual. Una mujer puede convertirse en Lilith y en Eva a través de la danza, en particular en ciertas formas de danza en las que se convierte en la Danzarina del Templo, llamando a que el espíritu de la Diosa entre en su cuerpo. A través del arte, la música y la poesía, las mujeres pueden conectar con su sensualidad profunda y al mismo tiempo alimentar a otros con su espíritu creativo. En las relaciones, tanto hombres como mujeres pueden trabajar con sus compañeros para que el aspecto sexual de aquellas se convierta en una manifestación del profundo lazo que existe entre las almas. Mucha gente estudia las técnicas tántricas orientales para aprender prácticas sexuales que amplíen la conexión espiritual. Finalmente, en la armonía y abierta sensualidad del mundo natural, se puede ver a Lilith y Eva bailar juntas.

Tomado del libro: Danzando en la sombra, de Marcia Starck y Gynne Stern.


Comentarios

  1. Maravilloso texto gracias por compartir, no tendrán una copia de ese libro que me puedan compartir?

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