Ulises: el héroe inmigrante.
Por razones académicas, últimamente he
estado investigando sobre la problemática del inmigrante y su proceso de
adaptación.
Para mi sorpresa, me encontré con que
existe una nueva condición clínica, que contempla los problemas de salud mental
asociados a la situación específica del inmigrante que no logra adaptarse a su
nuevo entorno: El Síndrome de Ulises.
Claro que no es una coincidencia que este
síndrome lleve el nombre del héroe de La Odisea. Ulises es el inmigrante por
excelencia, el navegante que siempre está anhelando volver a Ítaca. Su jornada
corresponde al viaje del héroe, descrito por Joseph Campbell, en su libro “El
Héroe de las Mil Caras”.
En diversas mitologías, religiones y
expresiones del folclor de los pueblos, aparecen repetidamente las
características propias del arquetipo del héroe. Campbell, identifica y
describe las etapas del viaje del héroe, en diferentes culturas a lo largo de
la historia.
Pero ¿qué tiene que ver el viaje del héroe
con nosotros? Bueno, todos nosotros somos viajeros, ya sea en el sentido
literal de desplazarnos de un lugar a otro, o en el sentido simbólico de
emprender nuestra jornada de desarrollo psicológico.
En este sentido, el inmigrante no sólo
emprende el viaje literal sino también el simbólico. Su viaje es una enorme
oportunidad de crecimiento y de desarrollo en el camino de la individuación. Es
por esto que es posible ver la jornada del inmigrante desde la perspectiva del
viaje del héroe.
Desde la mirada junguiana, el viaje del
héroe simboliza el camino del desarrollo y la integración de la psique en el
Self, la individuación como proceso de diferenciación psicológica en la
búsqueda del desarrollo de la personalidad individual.
En la figura de Ulises, La Odisea ilustra
de una manera única el arquetipo del héroe y la travesía por el camino del
autoconocimiento.
Aunque es muchísimo lo que se puede decir
sobre el riquísimo simbolismo de La Odisea, por un lado, y sobre los
innumerables factores asociados a la problemática del proceso de adaptación del
inmigrante, por el otro, acá sólo quiero rescatar algunos apartes de la Odisea
que me parecen importantes en esta mirada sobre el camino del héroe.
Por ejemplo, al comienzo de su viaje,
Ulises llega a la tierra de los lotófagos, donde todo es olvidado por quienes
comen loto. Pero Ulises no cae en la trampa de comer esta flor, que podría
verse como el equivalente a usar drogas para escapar del sufrimiento. Esta
problemática es común en algunos casos de inmigrantes que, aunque nunca antes
hubieran consumido este tipo de sustancias, comienzan a hacerlo bajo
condiciones de presión y pérdida de identidad. Algunas veces es preferible el
anestésico olvido a la confrontación con la realidad.
Otro aspecto interesante, es que uno de los
factores asociados con el éxito en la adaptación del extranjero es la
posibilidad de regresar a su país. Esa esperanza nunca abandona a Ulises y se
encarna en la figura de Tiresias, el vidente - ciego (dualidad bellamente
encarnada en Borges en nuestros días), que le anuncia su regreso a Ítaca y su
reencuentro con Penélope. Sin embargo, para Ulises esa es una posibilidad cada
vez más remota y parte de su desesperación tiene que ver con el regreso
frustrado que sucede, en su caso, en dos oportunidades.
Pero no todo es desesperanza en el camino
de Odiseo, así como en el viaje del inmigrante. En varias ocasiones él
encuentra alivio y felicidad, como es el caso del encuentro con Circe y
Calipso. Estas etapas del viaje corresponden al momento en el que bajan las
defensas y el extranjero comienza a vivir en el presente y a disfrutar de las
nuevas posibilidades que el contexto le ofrece, generándose un
"sentimiento de identidad remodelado" (Grinberg y Grinberg, 1994) que
permite al inmigrante adaptarse a su nueva realidad.
Pero es precisamente esta nueva identidad,
la que va a dificultar el regreso al país de origen, como sugiere Campbell en
la última etapa del viaje del héroe.
La problemática del regreso es maravillosamente
ilustrada por Homero, cuando Ulises recibe la maldición del Cíclope de regresar
como un extranjero a su tierra. Es así como Ulises finalmente regresa a Ítaca,
como un desconocido y disfrazado de mendigo.
Ese simbolismo de quien ha cambiado tanto
que ya no “pertenece” al lugar de origen, también es una metáfora sobre el
proceso de crecimiento espiritual vivido en el viaje. Es decir, quien vuelve al
punto de partida de la aventura ya no es el mismo que partió. Aunque parece que
se retorna al mismo lugar, el regreso es vivenciado por una persona diferente y
el punto de llegada es, como en una espiral, el mismo punto, pero ahora situado
en un lugar más elevado.
Como viajeros de nuestra psique, todo este
simbolismo se aplica también para el proceso de individuación de cada uno de
nosotros, navegantes del inconsciente, viajeros en el camino de la
individuación.
Dicho esto, la diosa dispersó la nube y
apareció el país ante sus ojos. Alegrose entonces el sufridor, el divino
Odiseo, y se llenó de gozo y besó la tierra donadora de grano. (Canto XIII)
Nota: Por favor, no dejen de leer el
maravilloso poema de Constantino Cavafis, sobre el viaje a Ítaca, que está
disponible en este blog en el comentario de la lectora Momo en el post “Todo
sucede por sí mismo”. Gracias Momo por ese excelente aporte.
· CAMPBELL, Joseph. El Héroe de las mil
caras. México: Fondo de la Cultura Económica. 1949
· GRINBERG, Leon. , GRINBERG, Rebeca.
Psicoanálisis de la migración y el exilio. Madrid: Alianza editorial. 1994
· HOMERO. A Odisséia. Trad. E. Dias
Palmeira e M. Alves Correia. Lisboa: Sá da Costa.
María Salazar Villegas.
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